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¿Existe un perfil específico para las personas con Ansiedad?

  • Foto del escritor: Maitta Psicologia
    Maitta Psicologia
  • 6 may 2020
  • 3 Min. de lectura



No todas las personas ansiosas tienen un mismo perfil ansioso. Sin embargo, sí existen una serie de patrones que van siempre acompañando a toda persona que tiene ansiedad y que podríamos considerarlos como característicos de las personas ansiosas.

a) Inseguridad: toda persona ansiosa tiene de manera permanente algunos hechos reales que le pueden producir ansiedad. Vivir para un ansioso es siempre un reto cotidiano en el que se duda del valor personal. Se consideran inferiores a todos y los demás son como montañas inaccesibles a las que no pueden llegar; dejan de ser bondadosos, equilibrados, felices, eficaces, los demás se convierten en algo superior, mientras se infravaloran y se convierten en personas vulnerables, en seres, que no tienen seguridad en nada. Ante este miedo siempre buscan “refugios” donde se sientan libres de sus miedos que les impiden afrontar los problemas entre los que se pueden mencionar: llevar las pastillas, estar cerca de un hospital, llevar el celular, el apartamento, etc., sólo en esos“refugios” consiguen estar libres de sus miedos.


b) Pesimismo: con seguridad la percepción del mundo, de cómo pueden encajar en él y de su propia validez como personas, es siempre negativa. Siempre preveen las consecuencias más negativas posibles y sobre todo está muy asentada la creencia de que todas sus fantasías van a cumplirse con seguridad. Siempre tienden a anticipar negativamente lo que sucederá; sólo perciben la vida desde esta perspectiva negativa y no hay nada que los afecte positivamente, de manera permanente. Por tanto, el pesimismo los lleva a posiciones fatalistas y catastróficas que, en la mayoría, de las veces, les impiden circular libremente por la vida.


c) Perfeccionismo: la ansiedad es un valor superior y a la vez desestructurante cuando la persona ansiosa, ante los hechos imprevistos, debido a su perfeccionismo, eleva a otra categoría un hecho final hasta convertirlo en algo inexorable, algo que no puede ser evitado, algo que se ha de cumplir inexorablemente.


d) Vergüenza: cuando son conscientes de que la ansiedad es un problema, reaccionan de forma desproporcionada ante los demás, sintiéndonose inferiores, desvalorizándose, e incluso sintiéndonose débiles ante los otros: qué dirán, qué pensarán, serán los pensamientos que los acompañarán durante todo el proceso, sienten vergüenza de que los demás los vean, por ejemplo: “cuando comienzo a sudar en una situación social, me da vergüenza que la gente piense negativamente de mí”.


e) Miedo a perder el control: he aquí una respuesta que aparece en casi todas las personas ansiosas: miedo a volverse loco, miedo a desmayarse en público, miedo a lo que pensarán de mí, miedo a perder el control, miedo a hablar en público, miedo a salir de casa. No hay posibilidad de relajarse, se tiene miedo a perder el control en numerosas ocasiones: fumar, alcohol, comer en exceso, ir al cine, entre otras cosas. Carecen de la seguridad suficiente para controlar todos aquellos espacios que les parezcan relajantes pero que llevan, implícitamente, la posibilidad de que los sorprendan con cualquier miedo vital y que no puedan soportarlo. Cuando existe una responsabilidad equilibrada, la valoración de las situaciones o de las eventualidades se realiza de una manera justa sin temor a la desestabilidad. Por el contrario, cuando se valora cualquier otro suceso, por pequeño que sea, desde la ansiedad negativa, se sobredimensiona, de tal forma, que apenas se ajusta a la realidad y son interpretados como si perdiéramos el control. A veces, para las personas ansiosas, con sólo pensar que pueden perder el control es suficiente para desencadenar una tormenta ansiosa.


f) La rutina: la persona ansiosa tiene una tendencia a anteponer una dinámica previsible o programada a todo lo que pueda ser azaroso, impredecible. Consigue que todo lo que salga de la rutina sea sobre-dimensionado al nivel de que llegan a percibir amenazas vitales, donde no las hay. De ahí que sean más felices los días de trabajo que los de descanso semanal: la rutina es un bálsamo, un verdadero alivio. Para muchos las vacaciones y fiestas son, muchas veces, los substratos de una ansiedad de primer orden y no por otra cosa que no sea la ruptura de esa rutina que les proporcionan los días de trabajo. Lo rutinario crea estabilidad, cuando lo pierden entran en un mudo imprevisto y lleno de obstáculos que les impide vivir equilibradamente.


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